Hoy, 3 de mayo, conmemoramos el Día de la Santa Cruz, conocido también como el Día del Albañil. En honor a esta fecha, en La Mejor FM te compartiremos dos mitos populares relacionados con impresionantes construcciones.
Antes de adentrarnos en ello, es importante entender que esta celebración tiene sus raíces en la fe cristiana. Su principal objetivo es venerar la cruz como el símbolo supremo del catolicismo: la Cruz representa al Padre Dios y al Espíritu Santo, pero también cumple una función propiciatoria al recordar a Cristo Jesús, el Hijo que da vida, agua y buenas cosechas.
La aterradora historia del Estadio Azteca
El Estadio Azteca, uno de los recintos deportivos más importantes de México, comenzó su construcción en 1962 con el propósito de ser el escenario principal de los XIX Juegos Olímpicos de 1968. Sin embargo, en torno a su edificación, surgen leyendas que sugieren que dos albañiles fueron enterrados en sus cimientos.
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La aterradora historia del Estadio Azteca comienza en agosto de 1962 y concluye en 1966, con su inauguración el 29 de mayo de ese año mediante un partido entre el Club América y el Toribio Fútbol Club de Italia. Este proyecto se distinguió por su techo volado y su perfecta visibilidad desde cualquier punto del estadio.
La primera leyenda sobre el Estadio Azteca se remonta a su construcción, donde se dice que varios albañiles fueron enterrados vivos para asegurar la solidez de la estructura, una práctica supuestamente común en el siglo XIX.
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Aunque no hay evidencia que respalde esta historia, se encuentran relatos similares en la mitología de la zona sur de la Ciudad de México, como la aparición del Charro Negro en la construcción de un puente, solicitando sacrificios humanos para garantizar la eternidad de la obra.
Esta historia es solo una leyenda urbana; no hay registros de albañiles desaparecidos en la construcción del Azteca. Forma parte del folclore del Coloso del Futbol Mexicano.
La escabrosa leyenda de los niños emparedados de la Presa de San José
Otra historia similar es la leyenda de los niños emparedados en la Presa de San José, en San Luis Potosí. Según la creencia popular, decenas de niños fueron utilizados en la construcción de esta presa para asegurar su estabilidad. Se dice que las almas de los pequeños alertarían a los ciudadanos en caso de peligro.
La construcción de la Presa San José comenzó en septiembre de 1863 y finalizó en 1907, encargada por la élite de la época para reemplazar una presa de menor capacidad. Según la leyenda, las personas adineradas de la zona pagaron a familias de escasos recursos por los cuerpos de sus hijos sin revelar sus intenciones. Algunos relatos incluso sugieren que los niños fueron enterrados vivos, distrayéndolos con dulces antes de cerrarlos entre ladrillos.