Las familias olfativas son un concepto fundamental en el mundo de la perfumería. También conocidas como grupos o notas olfativas, estas categorías se utilizan para clasificar los diferentes tipos de perfumes y fragancias, basándose en las características de los ingredientes predominantes.
Cada familia olfativa tiene su propia identidad, y conocerlas permite entender mejor las fragancias y elegir la que mejor se adapta a los gustos personales. Aunque la fragancia puede contener hasta doscientos ingredientes, las notas clave se organizan en estas categorías principales:
- Cítrica: caracterizada por notas de limón, naranja y bergamota, es una familia vibrante y refrescante, perfecta para perfumes de verano.
- Floral: basada en flores como el jazmín, la rosa y el lirio, esta familia es común en fragancias femeninas, evocando romanticismo.
- Amaderada: con notas de cedro, sándalo y pachulí, las fragancias amaderadas tienen un carácter terroso y cálido.
- Oriental: rica en notas de vainilla, ámbar y especias, es una familia sensual y duradera.
- Verde: compuesta por notas herbales y de hojas frescas, evoca naturaleza y frescura.
- Frutal: contiene aromas de frutas como manzana y piña, ideales para fragancias juveniles.
- Gourmand: asociada a notas dulces de alimentos como chocolate y caramelo, evoca los postres.
- Fougère: utilizada en fragancias masculinas, combina lavanda, musgo de roble y bergamota.
- Especiada: notas de clavo y canela caracterizan esta familia cálida y sofisticada.
La pirámide olfativa en los perfumes
En perfumería, el perfume se organiza en lo que se conoce como pirámide olfativa. Esta estructura divide la fragancia en tres niveles: notas de salida, de corazón y de fondo. Cada fase representa el momento en que ciertos ingredientes son percibidos tras la aplicación del perfume. Las notas de salida son las primeras en ser detectadas, seguidas por las notas de corazón que definen el carácter de la fragancia, y finalmente las notas de fondo, que proporcionan profundidad y duración.